Patas
de Pollo en el Menu de la Vida
Por Jennifer
Hoffman - 5 de Octubre
2015
En un show de radio, hace
pocas semanas, llamó una persona preguntando porqué sería que su ex marido no la
dejaba sola. Ella era feliz de haber salido de un matrimonio difícil y deseaba
que él se alejara y no la molestara nunca más. He tenido varios clientes que
pensaban que una vez que salían de una situación desafiante ya nunca más iban a
verlo o tener que tratar con ello nuevamente.
Nuestros viejos temas
simplemente no desaparecen, usualmente nosotros tenemos que enfrentarlos
nuevamente pero no tenemos que invitarlos a entrar en nuestras vidas. Esto me
hace recordar mi primera experiencia con las patas de pollo, un plato servido en
dim sum o yum cha un comida que se sirve en restaurantes
chinos.
Primero me presentaron el
dim sum o yum cha cuando vivía en Sydney. Una amiga me invitó a almorzar con su
familia en uno de los mejores restaurantes yum cha de Sydney. Luego de saludar
y sentarnos, una multitud de mozos comenzaron a circular por el restaurant con
carros conteniendo cestas térmicas y platos de muy diferentes tipos de comidas.
Cualquier cosa que eligiéramos de los carros era puesto sobre la mesa. Luego de
la primera ronda de platos elegidos, mi amiga puso una fuentecita pequeña en mi
plato con lo que parecían como papas fritas. Eran patas de pollo, una delicadeza
de yum cha y un placer para mí, como huésped de
honor.
Ahora, no hay demasiadas
comidas que yo no coma (todos ustedes saben que no me gustan los tomates ni los
ajíes turcos llamados okra), y no soy quisquillosa pero no podía ni siquiera
considerar dar un mordisco en esas patas de pollo. Al principio pensé que me
estaban haciendo una broma –quien come patas de pollo? Pero no, no estaban
bromeando, esas eran patas de pollo reales, aplastadas y fritas, estaban en mi
plato y se esperaba que yo las comiera. Luego de analizar mis opciones unos
pocos minutos le dije a mi amiga que me resultaba imposible comer patas de pollo
y que sería muy feliz de compartir mi buena fortuna con cualquier otra persona.
Se las di a su abuela quien fue feliz de comerlas. Hacia el fin de la comida
miré a su plato y las patas de pollo habían desaparecido. Me imagino que a ella
realmente le gustaban las patas de pollo y estaba feliz de tenerlas. Yo pude
haberme forzado a comerlas para que todos estuvieran felices y no molestar a mis
huéspedes pero entonces yo habría tenido que vivir con la memoria de haber
comido “patas de pollo” y yo no podía hacerme eso a mi
misma.
Desde entonces yo he
comido yum cha muy a menudo y me río cuando veo que está la opción de las patas
de pollo pero no las pido. Yo sé que algunos las consideran una delicadeza pero
ellas no me atraen. Podría rehusarme ir a dim sum porque tienen patas de pollo
en el menú o puedo permitir que alguien a quien le gusten las patas de pollo las
pida mientras yo elijo entre la gran cantidad de platos deliciosos en el carro
de comidas. Hay un montón de cosas como esas en la vida y solo porque están allí
eso no significa que tu tengas que hacer que entren en tu vida. Pero solo porque
no las quieres o no deseas lidiar con ellas no significa que ellas tendrán que
desaparecer o salir de allí.
Para la mujer que deseaba
que su ex marido desapareciera de la faz de la tierra para que ella se pudiera
sentir segura en su encierro, él es como las patas de pollo del menú. No es lo
más apetitoso en las opciones del menú, si no te gustan las patas de pollo, pero
no tienes obligación de elegirlas. Eso no significa que alguien en la mesa no
estará feliz de tenerlas y eso no te afectaría. Por otro lado, si la única forma
en que te puedas sentir segura y victoriosa es que todos los temas de tu vida
anterior desaparezcan, entonces hay que hacer más sanación antes de que te
puedas sentir confiada respecto a tu propia realización y
seguridad.
La creencia de que somos
sanados y estamos seguros cuando toda la gente y situaciones que una vez nos
desafiaron han desaparecido de nuestras vidas, puede hacernos creer que nunca
estamos sanados o que nuestro sendero de sanación está incompleto. Estas son las
“patas de pollo” del menú de la vida. Querer que ellas desaparezcan del menú
para siempre no resulta realista. Si comprendemos que ellas aparecerán y
nosotros las veremos pero sabemos que podemos elegir ignorarlas y elegir algo
distinto, allí tenemos la confirmación de que hemos hecho un cierre y estamos
listos para avanzar. Bendigo las “patas de pollo” en el menú de la vida por las
lecciones que aprendes de algunas de ellas, luego avanzo y elijo algo
distinto.
Derechos de autor
reservados © 2015 por Jennifer Hoffman. Pueden citar, traducir, reimprimir o
referirse a este mensaje si mencionan el nombre de la autora e incluyen un
vínculo de trabajo a: http://enlighteninglife.com - Traducción: Cecilia Sosa Peñalba
Difusión: El Manantial del Caduceo - http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
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